El Museo Territorial Campos del Renacimiento acogerá en su sede de Cisneros, desde el próximo 6 de julio hasta el 25 de septiembre, la escultura de San Miguel Arcángel realizada por Francisco de Giralte hacia 1550. Esta iniciativa pretende poner en valor el destacado patrimonio palentino. Para ello, durante tres meses (coincidiendo aproximadamente con el desarrollo de cada una de las estaciones), se presentará una obra de arte que estará expuesta en una de las localidades que conforman este Museo: Becerril de Campos, Paredes de Nava, Cisneros y Fuentes de Nava.
La presencia de la obra invitada, el San Miguel de mano de Giralte, permitirá reforzar la presencia de este destacado escultor que dejó en el retablo mayor de la iglesia de San Pedro de Cisneros una de sus obras más importantes.
La pieza que se podrá ver temporalmente en la iglesia de San Pedro de Cisneros procede de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Valle de Cerrato, Palencia, y ha sido restaurada en el Centro de Conservación y Restauración de la Fundación Las Edades del Hombre.
Quienes visiten la escultura también podrán descubrir otras de las creaciones del autor expuestas en Campos del Renacimiento. Así, en la misma iglesia de San Pedro de Cisneros dejó varias obras, entre ellas, el conjunto escultórico que conforma el retablo mayor del templo con escenas de la vida de San Pedro y de Cristo; esculturas de bulto redondeado y relieve con una magnífica policromía.
Sobre la escultura de San Miguel Arcángel
Aunque no se ha localizado la documentación que lo confirme, la escultura conservada en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Valle de Cerrato es aceptada casi con unanimidad como obra de Francisco Giralte (hacia 1510-1576), uno de los más importantes escultores castellanos del segundo tercio del siglo XVI. Discípulo primero y después destacado colaborador de Alonso Berruguete, su obra ejerció una influencia determinante en la evolución de la escuela palentina hacia el manierismo expresionista, si bien es cierto que fue más matizado que el de su maestro y que nunca abandonó un concepto clásico de belleza.
Pocos argumentos pueden añadirse a los publicados por Martín González y Parrado del Olmo para justificar la atribución. El cabello se ordena en gruesos mechones ondulados, sujetos con una diadema sobre la frente. El movimiento, más que real en potencia, queda reflejado en la distorsión muscular en ambos brazos y en el agitado plegado del manto y los extremos de las alas. El escudo, decorado con una cruz, presenta un perfil de cueros recortados frecuentemente utilizado en retablos documentados de Giralte. El canon es más alargado al característico de su primera etapa, por lo que debe situarse la escultura en fechas próximas al año 1550, momento en el que su estilo gana en monumentalidad y elegancia.
Sobre Francisco de Giralte
Se ignora la fecha exacta de nacimiento de Francisco Giralte, aunque todo parece indicar que debió acontecer en torno a 1510. También se desconoce el lugar, aunque probablemente pudiera haber sido en Palencia o en sus cercanías ya que fue precisamente esta ciudad en la que instaló su primer taller entre 1532 y 1535. Sus trabajos iniciales los realizó para la antigua diócesis de Palencia que incluía la ciudad de Valladolid y parte de su provincia. Trabajó a las órdenes de Alonso Berruguete en la sillería alta del coro de la catedral de Toledo, una de las obras más sobresalientes del Renacimiento español, realizada entre 1539 y 1542. Los últimos años de su vida los pasó en Madrid, donde residía desde 1550 en unas casas que adquirió en la Carrera de San Jerónimo donde disponía además de taller. Allí realizaría el retablo mayor y los sepulcros de alabastro del obispo Gutierre de Vargas y Carvajal y de sus padres, Francisco de Vargas e Inés Carvajal, en la conocida como capilla del Obispo, espacio arquitectónico adosado a la iglesia de San Andrés. De su vida familiar sabemos que casó con Isabel del Castillo y que dos de los hijos Jerónimo y Francisco, aprendieron el oficio paterno.